8 de cada 10 niñas están expuestas a abuso sexual en Cotopaxi y 4 provincias más
SIERRA (I) | “Ocho de cada diez niñas” de cinco provincias de la Sierra de Ecuador “no podrán evitar ser víctimas de la violencia sexual” porque es algo que está “normalizado” en su entorno. Ese dato se desprende de un estudio de Plan International Ecuador que busca una reflexión profunda en la sociedad.
Por: Agencia EFE
Tomado de Diario EL COMERCIO (I)
Quito (Pichincha). Así lo asegura la directora de la organización no gubernamental, Rossana Viteri, al comentar las conclusiones del informe “Patrones de Violencia hacia las niñas en el Ecuador”, que presentara a las 16:00 de hoy, miércoles 28 de junio del 2017, con la colaboración con la Universidad San Francisco de Quito.
Según la investigación, el 82,5 % de las madres de zonas rurales de las provincias de Cotopaxi, Chimborazo, Azuay, Cañar y Pichincha creen que “las niñas ni siquiera pueden evitar ser víctimas de la violencia sexual”.
El dato es “aterrador”, afirma Viteri, al considerar que esos porcentajes denotan que prácticamente 8 de cada 10 se verán afectadas por esta lacra social porque “está normalizado, naturalizado, porque la Justicia no responde” y porque la familia “tampoco está dispuesta, ni conoce cómo hacer justicia”.
A eso se suma que en algunos lugares prevalece la llamada justicia indígena: en Azuay, por ejemplo, se menciona que se castiga al agresor azotándole con ortiga o con trabajo comunitario, mientras que a las niñas/adolescentes violentadas se las esconde, estigmatiza y no se les ofrece ayuda psicológica, según el estudio.
La publicación también incluye el testimonio de funcionarios que denotaron una problemática común: en muchos casos se compensa la violencia sexual a través del pago o del intercambio de animales si el abuso es fuera del entorno familiar, o la obligación de casarse con su agresor si es miembro del círculo más cercano.
El estudio quiere mostrarle a la sociedad ecuatoriana cómo tiene de “internalizados” los patrones de violencia que ocurren a muy tempranas edades y que continúan durante la vida “como si eso fuera natural”, advierte Viteri, cuando en realidad, señala, “no es normal y va en contra de la capacidad de aprender, liderar y decidir de las mujeres”.
Plan International intenta con este estudio, que se extenderá luego a otras localidades, atender los “gritos de ayuda” que miles de niñas de 16 provincias profirieron durante el proyecto “Cartas de niñas”, en el que hace unos años las menores desahogaron sus angustias.
La ONG trata en ese sentido de despertar y concienciar a los ecuatorianos para que la lucha contra la violencia hacia estas menores sea una prioridad en la agenda social.
Viteri apunta que las niñas tienen un “potencial enorme” que, desarrollado en un entorno seguro, puede cambiar para mejor la historia de una sociedad como la ecuatoriana, en la que más de la mitad de sus 16 millones de habitantes son mujeres.
Y lamenta que exista en Ecuador una “una visión patriarcal” en la que “lo femenino no tiene valor” y por tanto no se le dé prioridad en la agenda pública.
Aun así, reconoce que las mujeres ecuatorianas han experimentado, entre otros, avances a nivel educativo, si bien la sociedad no las valora todavía lo suficientemente.
“No solamente necesitamos que mejoren las condiciones de vida para las mujeres. Necesitamos que cambie su posición”, defiende. Para ella, la persistencia de mujeres sumisas y sometidas debería generar una “reflexión”, porque la igualdad de género no es sólo una cuestión de números sino de una verdadera transformación de pensamiento y acción.
Recordó, por ejemplo, un caso que constató su programa durante el recreo de una escuela, en la que los niños no pararon de jugar al fútbol mientras las niñas cuidaban a sus hermanos pequeños.
Otro fenómeno no menos preocupante que desenmascaró el estudio que presentan hoy es el de la trata de jóvenes.
Un líder comunitario en Chimborazo (centro del país) reveló a la ONG que una familia puede percibir entre USD 800 y 1 000 a cambio de trasladar a sus hijas a otros países con fines laborales o incluso sexuales.
Por todo ello, Plan International busca una alianza “fuerte” de distintos sectores de la sociedad para combatir las distintas caras de la discriminación y apoyar a la mujeres en Ecuador, un país -alerta Viteri- que aún tiene que “cambiar sustancialmente sus patrones culturales hacia las niñas” para convertirlas en personas de pleno derecho.