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Lunes, abril 23, 2018
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Ajuste en el mejor estilo revolucionario: devaluar las gasolinas

ECUADOR (O) | Una de las muletillas que ha usado la Revolución Ciudadana para diferenciarse de la llamada partidocracia y de la larga noche neoliberal es la de no haber adoptado ninguna medida económica de ajuste o ningún paquetazo económico.

Por: Martín Pallares

Tomado de 4PELAGATOS.com (O)

Pero resulta que todo ha sido cuestión de formas y eufemismos. Si en la tal larga noche neoliberal cada cierto tiempo se elevaba el precio de la gasolina para cerrar el hueco fiscal, ahora se hace lo mismo pero con sutileza: se baja la calidad de la gasolina y no se reduce su precio. Es como la hamburguesa que sigue costando 5 dólares pero que de 120 gramos de carne pasa a tener 100 gramos.

Es lo que acaba de hacer el gobierno de Lenín Moreno al ratificar una decisión tomada por el gobierno de Rafael Correa en diciembre del 2015: quitar dos octanos a la gasolina Extra y dos a la Súper que se venden en el Ecuador. La Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero informó, según una nota de diario El Comercio, que se ha tomado la decisión de mantener el actual octanaje de las gasolinas hasta fines del 2018 cuando se suponía que en el 2017 se tenía que volver a tener una Extra de 85 y una Súper de 92. Según esa agencia, el Ministerio de Industrias y Productividad autorizó la venta de gasolina con hasta menos de dos octanos de lo que establece la norma INEN.

La historia del nivel de octanos en la gasolina ecuatoriana se remonta a abril del 2012 cuando el gobierno, de ese entonces, anunció que la gasolina extra de 81 octanos pasaba a tener 87 y la súper de 90 a 92. Esos niveles apenas duraron tres años pues en abril del 2015 la decisión fue restar, a cada una de las gasolinas, dos octanos de lo que se había aumentado. En el 2015 se decidió que la disminución del octanaje debía durar hasta el 2016 pero el 2016 se prorrogó la medida hasta el 2017. Ahora resulta que se hará una nueva prórroga de la medida: hasta por lo menos 2018.

La medida tiene varios significados. Uno de ellos es que, hablando morocho como se dice, el gobierno de Rafael Correa, que tanto se jactó de nunca haber tomado medidas económicas de ajuste, sí lo hizo pero a través de una decisión con la que se bajaba el costo de la gasolina, dejando su precio en el mismo nivel. Así, el Estado se ahorraba además la nada despreciable cifra de al menos 162 millones al año, que es lo que en el 2012 costó el aumento del octanaje, pues las naftas usadas son importadas. 4Pelagatos no logró identificar el monto exacto ni el volumen actual que representaría la importación de las naftas que se necesitan para devolver a la gasolina el octanaje que tenía desde el 2012 hasta inicios del 2015. Es evidente, en todo caso, que bajo las actuales circunstancias fiscales cualquier ahorro es importante para un gobierno con recursos muy limitados.

El otro significado de la medida del gobierno de Lenín Moreno es que se confirma que la inversión hecha en las obras de repotenciación de la Refinería de Esmeraldas no sirvieron, al menos, para que el país tenga gasolinas de mejor calidad como se había dicho. Uno de los argumentos que se usó en el 2015 para bajar el octanaje de las gasolinas fue que se suspendía la venta de la gasolina de 87 y 92 octanos hasta que se concluya la repotenciación de la Refinería de Esmeraldas. Sin embargo, ese trabajo concluyó con escándalos de sobreprecio de por medio y se seguirá usando gasolina de bajo octanaje en el Ecuador. Los $2.200 millones de dólares que terminó costando esa repotenciación no sirvieron siquiera para que el consumidor ecuatoriano pueda tener una gasolina más o menos decente.

Otro efecto de la medida tiene que ver con los derechos de los consumidores. Genaro Baldeón, presidente de la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador, dijo a El Comercio que la resolución va en contra de requerimientos que el mismo gobierno había fijado para los carros que se venden en el Ecuador. Por ejemplo, que los vehículos importados deben contar con tecnología Euro III que exige que se use combustible de al menos 95 octanos. Según ese diario, los derivados del petróleo que se consumen en el Ecuador ocupan el último lugar con relación a los combustibles que se venden en países de América del Sur.

El aumento de los precios de los servicios no solo operan bajo el clásico modelo de pagar más por algo, sino de pagar lo mismo por menos. Pero el resultado es peor.

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