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Lunes, abril 9, 2018
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Ecuador Chequea al ‘Loco que ama’

ECUADOR (I) | Jueves 14 de junio en Panamá: medio día. Se abre la puerta de su departamento, en Punta Paitilla, en el segundo piso de la F.F Bayside Tower. El recibidor se  llena de luz. Los ventanales dejan ver una postal viva de la Cinta Costera. En la sala, todo está en su lugar: limpio, paredes claras, muebles rojos, un escudo del Barcelona S.C. y un cuadro del ecuatoriano Endara Crow. Una voz ronca saluda desde lejos, Abdalá Bucaram, de 65 años, se sienta. Es su último día de autoexilio.

Tomado de  Ecuador Chequea.com (I)

Panamá (Panamá). Es distinto a sí mismo, mejor dicho, distinto al personaje viral del ‘loco que ama’. Su cuerpo no parece estar listo para bailar rock and roll en diez tarimas al día. La imagen del recuerdo es esa que se transmitía por televisión, encendido en campaña electoral, rodeado de cientos de personas; sus gritos desaforados hacia la multitud y su rostro pintado en un mural gigantesco en plena Av. Velasco Ibarra, en Quito. Habla, conversa, se confiesa adolorido en la entrepierna y se comprende que hay algo en él que no ha mutado, un resquicio de tiempo que conserva en su discurso, en su lenguaje corporal. Sí, pasaron veinte años y un ‘loco’ diferente nos da el recibimiento.

–          “Esta es mi jaula de oro, el lugar donde me encerró la oligarquía, pero lo que ellos no saben es que aquí me instruyo siempre, leo diez horas diarias. ¿Por qué? Qué más voy a hacer aquí, pues”.

Es vehemente al afirmar que sus enemigos lo mantuvieron fuera de Ecuador por el miedo que inspira. Dice que nadie se acuerda de los que mataron a Julio César, a Pitágoras, a Cristo; según él, la gente siempre se acuerda de los héroes y nunca de sus asesinos. Se insinúa como un líder natural, un escogido, alguien capaz de dirigir el destino de los otros.

Pobreza, fe y esperanza son constantes en su lenguaje, no hay desapego entre cualquier cosa que diga y estas palabras. Si habla de su mandato, recuerda a los pobres que lo llevaron al poder; si habla de Rafael Correa, afirma que los pobres nunca lo apoyaron; y si se refiere a Ecuador, asevera que, mientras haya una mujer que no sepa qué hacer con sus hijos drogadictos, mientras haya un padre que escuche llorar a sus hijos de hambre, mientras haya un solo pobre, Bucaram existirá en el corazón del pueblo.

Y aunque el corazón del ‘loco’ está golpeado por el tiempo y la enfermedad, tiene un espacio exclusivo en el centro de su “guacho” para su familia. Se enorgullece de su “gallada”, de que el apellido Bucaram haya rondado la política ecuatoriana durante décadas. Explica que ya no le preocupa la muerte, porque sus hijos se harán cargo de su legado. Recuerda a Dalo y lo reputa como un líder joven; a ‘Jacobito’, a quién llama “el puño del pueblo”.

Cuando se refiere a su familia, de a poco, la política queda de lado y muestra una persona magullada por la tragedia personal. Su voz se quiebra cuando recuerda que no pudo asistir al funeral de su hermano el 31 de julio de 2016, que no pudo ver crecer a sus hijos y nietos; que no ha podido comerse una guata en el Continental, en la Chile y 10 de Agosto (Guayaquil), rodeado por veinte amigos.

–          ¿Y porque no se quedó en Ecuador?

–          “Yo soy loco, pero no cojudo. Si me quedaba en Ecuador, me metían preso y al día siguiente era asesinado por los social cristianos. A (León) Febres Cordero no le costaba nada ponerme dos kilos de cocaína a lado y estoy muerto (…) y decirle a un ‘man’ que me apuñale”.

Sabe que tiene detractores, pero confía en aquellos que llama “su pueblo”, confía en que no han olvidado sus mítines plagados de anécdotas desaforadas. Aunque en redes sociales lo reten a “devolver la plata”, él no se asusta porque dice que, como un hombre honesto, no se robó nada del país. Hasta dice que Paco Moncayo le firmó una carta testificando que nunca vio los “sacos de plata”.

Pero sí tiene arrepentimiento. Abdalá Bucaram se toma la cabeza y repite “nunca nombraría a Moncayo como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, nunca apoyaría a Alarcón, y jamás me hubiese lanzado con Arteaga, Eva vive en el corazón de esa mujer”. Mientras relata sus errores de cálculo, estira las manos como queriendo asirse de un pasado fugaz. Gesticula furioso al hablar de aquellos que “lo traicionaron”, se calma y sonríe al hablar de sus planes futuros.

–          “Volveré al país para fortalecer FE (Fuerza Ecuador), porque el PRE vive dentro del partido de Dalo. Volveré para trabajar con el Presidente Moreno, porque me parece una persona honesta y capaz.  Lenín Moreno tiene el enorme reto de conciliar el país, y yo voy a ayudar. Vuelve el ‘loco que ama’, se va el ‘loco que odia’, Bucaram regresa con una mano abierta para darle amor al pueblo y con un látigo en la otra para castigar a la oligarquía”.

Mientras toca su guitarra y canta ‘su himno’ La fuerza de los pobres, las ideas se ordenan… Este personaje es un showman, ha dicho de todo sin penas ni recatos, puede darse el lujo de tener su estilo sin miedo al rebote de la opinión pública. ¿Qué saben los jóvenes de él? ¿Comprenden, los no tan jóvenes, por qué tiene vigencia un personaje de estas características?  ECUADOR CHEQUEA cree esencial entender la historia y sus personajes más allá de los lugares comunes.

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